Vamos por las ventajas, primera y más importante, el rozamiento, infinitamente menor que su primo hermano de acero. Segunda, su peso es hasta un 50% más ligero.
Por supuesto tiene un incoveniente muy común com el resto de componentes "chics", el precio.

Ya solo me queda comentar que dos corredores que subieron al pódium en el
último Tour de France los montaban en sus máquinas, seguro que adivinaís quíenes son...
Espero poder montar en un futuro no muy lejano un par de ellos en la caja del pedalier, seguro que hacen buenas migas con mi eje de titanio.
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